La industria de la construcción ha sido durante décadas el pilar del desarrollo urbano y económico en México. Representa cerca del 6% del PIB nacional y emplea a millones de personas de forma directa e indirecta. Sin embargo, muchos de sus procesos aún siguen anclados a modelos tradicionales que ya no responden a los retos actuales. Esto genera ineficiencias, sobrecostos, desperdicio de materiales y un impacto ambiental que no podemos seguir ignorando.
De acuerdo con el informe Reinventing Construction: A Route to Higher Productivity del McKinsey Global Institute, el 98% de los grandes proyectos inmobiliarios en el mundo enfrentan sobrecostos mayores al 30%, y el 77% sufren retrasos importantes. Estos datos reflejan una realidad insostenible que exige una transformación profunda.