Las zonas de bajas emisiones (ZBE), que en Francia ascienden en este momento a ocho y pronto serán doce, todavía no han entrado en pleno funcionamiento y van a ganar fuerza para 2026, fecha en que se prohibirá la circulación de los vehículos más contaminantes en los centros urbanos de las principales metrópolis. Esta herramienta, incentivadora y coercitiva al menos en su filosofía, se dispone a revolucionar la movilidad personal y profesional en nuestras principales áreas metropolitanas urbanas.
¿De dónde provienen las ZBE?
¿De qué se trata este objeto, que todavía es un misterio para mucha gente? Una zona de bajas emisiones es una herramienta legal que permite la exclusión de determinado tipo de vehículos en un espacio determinado. Esta herramienta existe desde la década de 1990 en los países escandinavos (Suecia) y en Italia, y ha cobrado relevancia durante la década del 2000.
Este instrumento vuelve a gozar del entusiasmo de los poderes públicos, que están legalmente obligados a respetar las normas europeas de emisión, en particular en Francia y en España. Estas zonas de exclusión siempre han tenido como objetivo reducir la contaminación generada a nivel local y pueden afectar principalmente a los vehículos diésel (por ejemplo, en Tokio), de los cuales Francia tiene una cantidad superior al promedio. Se pueden combinar con un peaje urbano o no urbano, como es el caso de Milán o de Londres. La tasa de congestión de Londres permite recaudar alrededor de 250 millones de libras por año, mientras que la ZBE del Gran París cubrirá una población de 5,6 millones de habitantes, lo que evidencia la eficacia de estas medidas.
En los hechos, las ZBE están muy extendidas en Europa, particularmente en Italia, donde hay alrededor de un centenar de ellas, así como en Europa del Norte (Alemania, Países Bajos, etc.). Estas zonas de exclusión se han establecido sin mayores dificultades; algunas existen desde hace más de 20 años, y la experiencia obtenida en estos casos reviste gran importancia para los proyectos que hoy están en gestación.
Francia se ubica muy por detrás de sus vecinos y su ambición es mucho menor, ya que prevé, a largo plazo, alrededor de cien ZBE menos que España (138 frente a unas 40) para una población de más de 20 millones de habitantes. De este modo, Francia ocupará el cuarto lugar entre los países europeos con más zonas de exclusión para los vehículos más contaminantes, ubicándose por detrás de Alemania, que tendrá el doble. La política actual, resultante de las Leyes de Orientación a la Movilidad (LOM 2019) y del Clima (2021), tiene como objetivo suplir el retraso acumulado, para poder cumplir con las exigencias europeas de cumplimiento de las emisiones contaminantes. A modo de recordatorio, el Estado francés había sido condenado por inacción frente al incumplimiento de los umbrales de dióxido de nitrógeno en nuestras principales áreas metropolitanas, al cabo de 10 años de notificación formal por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Para acelerar la reducción de emisiones de carbono, la LOM también estipula el objetivo de establecer ZBE en las principales ciudades que no respeten los umbrales europeos, y la ley de Acción por el Clima de 2021 impone la extensión del esquema a todas las áreas metropolitanas de más de 150 000 habitantes. Lejos de limitarse a una simple prohibición de circulación de determinadas categorías de vehículos, la ZBE pone el foco sobre numerosas cuestiones:
- Desarrollar el uso del transporte público y especialmente los servicios de enlace.
- Actuar directamente sobre las fuentes de emisión y eliminar de la circulación a los vehículos más emisores.
- Evitar el riesgo de aumento del tráfico en las afueras de las ZBE.
- Tomar conciencia del riesgo de exclusión social y evitarlo.
- Considerar la necesidad de un enfoque general desde el soporte hasta la implementación.
- Apoyar a la ciudad en la transición hacia un modelo más tranquilo con movilidad rediseñada en toda la zona de influencia.