En LatAm el tiempo promedio de traslado de la casa al trabajo toma más de una hora, siendo las ciudades de Bogotá (83 mins.), Buenos Aires (76 mins.) y la Zona Metropolitana del Valle de México (71 mins.) las que más tiempo promedio registran en traslados, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). A su vez la comisión recalca que a pesar de que dicha región es de las más urbanizadas del mundo, solo el 43% de la población urbana tiene acceso conveniente al transporte público (2020). Esta cifra se ubica por debajo del promedio mundial (51,6%) y está bastante alejada del patrón de los países europeos y de América del Norte, donde la tasa es del 90,6%).
Al lado de los modos de tránsito urbano tradicionales como son los metros, tranvías o BRTs, en la región se han multiplicado los teleféricos. Símbolo de una movilidad pacifica, segura y sustentable, este tipo de transporte se ha vuelto una opción de movilidad urbana atractiva para los gobiernos municipales. Por ejemplo, La Paz (Bolivia) cuenta con la red de cable urbano más extensa del mundo, con 10 líneas, más de 30 kilómetros de extensión y un promedio de 160 mil pasajeros diarios (World Bank, 2021).
Y esto es debido a que si bien cada proyecto debe evaluar la pertinencia de los distintos modos de transporte para su caso particular, en términos de costos y capacidad, los cables suelen tener muchos puntos a favor, por (I) los ahorros de energía, (II) los ahorros en CAPEX y OPEX, (III) su integración al resto del sistema de transporte.
Son sostenibles
A nivel local, se reduce la huella de carbono dado que las emisiones directas son nulas, puesto que los teleféricos funcionan con electricidad. Las emisiones globales dependen, por supuesto, del modo en que el país anfitrión produzca la energía.
En la fase de construcción, las ganancias de emisiones también son significativas porque el cemento es, por mucho, el mayor generador de gases de efecto invernadero en los proyectos de transporte masivo. Sin embargo, cuando se implementa en su área de relevancia, el TPC permite salvar obstáculos que a menudo solo serían posibles con la construcción de una infraestructura pesada (puente, túnel o derecho de paso dedicado) para cualquier modo terrestre.
Tal es el caso del proyecto del primer teleférico en la región Île-de-France, el “Cable A”, que conectará a partir del 2025 la zona sur de la periferia de Paris con el metro (línea 8 en Creteil), evitando así obstáculos como el anillo periférico, cruces de trenes de alta velocidad, tranvías, etc.
En este proyecto Egis es el encargado de la gestión del proyecto, la ingeniería, así como del suministro llave en mano de las obras eléctricas relacionadas con el sistema de transporte. Formando parte del consorcio que integrará las estaciones y el teleférico en el entorno urbano (trazado de 5 estaciones, posicionamiento de los cables), diseño de cabinas, reducción de la contaminación acústica (a través de ACOUSTB filial de Egis), la accesibilidad universal y la fiabilidad de la tecnología.
Pero más allá de las estructuras de paso evitadas, la naturaleza del TPC requiere poco cemento en comparación con otros modos. Con un trabajo adicional sobre los materiales de construcción de las estaciones, su uso puede reducirse al mínimo (cimientos de pilones), reduciendo así el impacto en el uso del suelo.